JODIDAS DIOSAS


Están entre nosotros, como los vampiros.
Pero, a diferencia de los vulgares chupasangres, ellas no se esconden.

¿Para qué iban a hacerlo? Son Diosas. JODIDAS DIOSAS.

Entre simples mortales. Entre barro hecho forma. Entre mediocridad.

Son Diosas. Y lo saben. Normal, es algo como para saber.

¿No lo sabrías tú de ser una?


No es su cuerpo, absolutamente perfecto en cualquiera que sea su forma, y siempre sensual. 

No es su rostro, de una belleza abrumadora, paleta de tonos, rasgos y detalles que de puro bellos no cabe analizar aquí... 

No es ni siquiera su sedosa voz, sus elegantes gestos, su rítmico andar o su pose, de diva. 

Es su actitud. Altanera, superior, aplastante, diferente, que fluye sobre el resto de nosotros cual aurora boreal. 

Y es natural, porque Diosa se nace, no se hace. 

 

Me hace gracia ver a otr@s chic@s hablando o chateando por RRSS con ellas como si estuvieran a su altura... ¡Jajajajajajaja, valientes gilipollas!

Basta con ver su mirada o sus contestaciones para saber que ellas sienten entre lástima y desprecio por ell@s. Nada más.

Aunque ell@s no lo vean.

Porque... ¿quién sabe realmente interpretar la mirada o la frase de una Diosa?

Desde luego, ell@s no.

 

Y los que creemos saberlo, y precisamente por ello, no las tratamos como a iguales.

Sería un sacrilegio demasiado grande para nuestra inteligencia como para pasarlo por alto.

Sólo nos queda bajar la cabeza, reconocer que en el reparto nos quedamos atrás, y actuar en consecuencia.

Aplaudir sus ocurrencias, besar por donde pasan y pisan, y tratar de tenerlas cerca porque ya sólo eso nos hace sentir bien, que todo va como debe, que el mundo funciona.

Lo cual nos deleita y frustra a partes iguales.


Porque... ¿quién no querría estar con una Diosa?

¿Respirar el mismo aire que respiran, ver el mundo con sus ojos, escuchar sus carcajadas sinceras (¿las hay?) u oler la mierda porque no estamos acostumbrados a ella?

‘Por supuesto! Aunque sepamos que es imposible.

No hace que joda menos. Casi al contrario. Lo tragas, alright.

Es ver pero no tocar, es contemplar absorto el más fastuoso escaparate jamás proyectado y ser pobre como rata de cloaca, y perdón por hacer de esto algo tan material y mundano. No sé explicarlo mejor.

 

El caso es que están, son, viven y hay que tratarlas y amarlas como a las Diosas que son.

Porque lo son, porque es lo justo, y punto.

Porque, aunque joda, te hace sentir esa gran verdad que es que el mundo va por capas, por estratos, por alturas, por clases.

Y la nuestra no es la superior. Es la suya.

Hay que joderse, entenderlo, saber que es así y así debe ser, y tirar para adelante. No hay más.

Eso hace el mundo real, honesto, sincero, tangible, justo.

Engañarnos no va a cambiar eso.

 

Ellas acabarán con alguien que no está a su altura pero aún no lo sabe.

¡Y bendita arrogancia o inconsciencia por parte de ell@s el tiempo que dure!

Disfrutad, mortales, el regalo de la Divinidad temporal. No cualquiera puede hacerlo.

Yo, desde luego, no. Nunca pude. Y hace tiempo que comprendí que nunca podré.

Así que, aquí seguiré, admirando tras el cristal a las Diosas que quien coño sea ha tenido a bien ponerme en el camino.

Os odio. Os amo. 

JODIDAS DIOSAS.

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