OWN LABYRINTH...
No sabía cómo fue. Pero ahí estaba. Las calles no eran rectas, ni siquiera estaban todas a la misma altura. Algunas casas de colores, las menos, porque la mayoría eran negras. Sin ventanas casi todas ellas. Sin puertas a simple vista. Llevaba andando 1 hora, o 5, o 12, no sabría decir, porque no había sensación alguna de avanzar, y el cielo no cambiaba de color: gris plomizo. A veces se escuchaba alguna melodía de blues, o rock, (jazz?) traída por el viento, pero antes de reconocerla ya se había desvanecido. Y, aunque no había llegado a ver ninguno todavía, juraría que había gatos. Y no uno, varios, diría que bastantes. Pero era más una intuición que otra cosa. Como que ellos le miraban a él. Y eso estaba bien, por algún motivo. Calle arriba, calle abajo, tuerce a la derecha, gira ahora a la izquierda. Daba igual. Era un jodido laberinto. Hipnótico, sí, pero sin principio ni final aparentes. Y sin sentido. Todo le era vagamente familiar, pero nada de ...